INSTITUCIONAL
2 de agosto: Fiesta de Pedro Fabro, SJ.
Hoy conmemoramos al primer Pedro Fabro fue el primer compañero de San Ignacio y el primer sacerdote de la Compañía de Jesús. Se le conoce como “Pastor al servicio de las personas”. Compartimos algunos datos para conocerlo mejor.
Nació en la Alta Saboya (Francia) en 1506. Fue hijo de pastores de la Saboya sus padres eran dueños de importantes rebaños de ovejas, razón por la cual esperaban que él también fuera pastor. Sin embargo, sus deseos de estudiar le llevaron a París en 1525.
Fue compañero de Francisco Javier e Ignacio de Loyola. Pedro ayudó a Ignacio con algunos problemas académicos, mientras él le ayudaba a superar sus dudas espirituales. Se ordenó sacerdote en 1534.
Tenía un carácter tímido, no obstante, quienes lo conocieron, hablan de su gran capacidad para consolar y animar. El mismo Ignacio reconoció que Pedro era un gran maestro en los ejercicios espirituales. Fue un jesuita ejemplar, uno de los intelectuales más brillantes y así mismo, humilde y dispuesto a servir y ayudar a los demás.
Vivió solamente 40 años, sin embargo, su trabajo fue incansable, su actividad intensa y recorrió gran parte de Europa cumpliendo con las misiones que se le encomendaban: profesor de Teología y Sagrada Escritura en Roma, en Worms y Ratisbona, participó en los diálogos entre católicos y protestantes, fue asistente del nuncio Papal en Alemania y profesor en la Universidad de Mainz y trabajó para la extensión de la Compañía de Jesús en Alemania, Países Bajos y España.
Pedro Fabro es considerado un precursor del ecumenismo por el modo en cómo afrontó un tiempo en que la Iglesia sufrió grandes desafíos y disputas doctrinales. Su testimonio es el de un auténtico “contemplativo en acción”, por su incansable actividad y su gran capacidad de comunicación espiritual con las personas. Todo ello se refleja en su Memorial o Diario Espiritual, escrito principalmente entre 1541 y 1545, y en el que recoge sus experiencias.
El 17 de diciembre de 2013, el Papa Francisco proclamó santo a Pedro Fabro. Se ha referido a él como uno de los jesuitas que más le han impresionado y que constituyen para él un verdadero modelo de vida. El Papa ha destacado de Fabro “el diálogo con todos, aun con los más lejanos y con los adversarios; su piedad sencilla, cierta probable ingenuidad, su disponibilidad inmediata, su atento discernimiento interior, el ser un hombre de grandes y fuertes decisiones que hacía compatible con el ser dulce”.
Fuentes: FLACSI.net, LoyolaPress